Solemos frecuentar este local mis amigos y yo,es un restaurante de toda la vida y siguen manteniendo su fama por algo.
Buenas raciones,carnes de calidad tratadas con mimo y buen trato.
Sin duda un lugar donde repetir!!!
Comida de 10 personas de la familia. Fuimos por una recomendación de un amigo, y no defrauda
Es de esos lugares que no aparenta lo que esconde, se presenta como Mesón restaurante y lo cierto que se come de maravilla. El cochinillo y el cabrito hay que encargarlo pero merece la pena. Con medio cabrito, 75€, comen perfectamente 5 personas. Y está exquisito.
La carta de vinos es buena, a precio razonable.
La atención del propietario y del camarero que nos atendieron de diez no, lo siguiente.
Parecía que nos conocían de hace años y es la primera vez que hemos ido, pero no será la única
Muchas gracias por su atención!
No era la primera vez que iba, pero sí va a ser la última. La comida no está mal, aunque es cierto que las veces anteriores estuvo todo mejor. Mi crítica es hacia uno de los dueños/encargado que no tiene otro calificativo que el de maleducado, chulo y prepotente. Es imposible mantener una conversación con este "personaje", falta el respeto y trata al cliente como si fuera tonto. Casi te imponen lo que tienes que comer y a unas velocidades de vértigo, cuando menos te lo esperas te han quitado el pan, la bebida y lo que pillen. Resumiendo, siempre he recomendado este sitio pero a partir de ahora haré todo lo contrario.
Aún no salgo de mi asombro, pocas veces he vivido un trato como el que viví ayer por parte del que parece el dueño. Comentarios como no se enteran cuando reservan, tu no puedes comer esto si no pides menú (digo yo que si quiero compartir con mi mujer estoy en mi derecho si he pagado), pero lo peor es la actitud desafiante y provocativa cuando le mostramos nuestro descontento. Llego a buscar a uno de los comensales para provocarle. Sin duda no vuelvo, por favor que este señor se meta en una oficina y no esté de cara al público.
No por la comida que está bien, de batalla pero bien. No por los camareros, tan eficientes que resulta pelín estresante. Si no por el dueño. Sentaos donde os diga, comed lo que quiera y sobretodo, no le llevéis la contraria: os perseguirá por todo el restaurante y durante toda la comida para dejar bien claro que allí el cliente nunca tiene la razón y que es bastante más chulo que vosotros. En su web dicen que si vais repetireis. Yo no lo haré (pero que no se entere el "metre" no sea que además me obligue a volver).